

Recordaba ayer todo esto mientras leía en El País la columna de Javier Rioyo en la que nos contaba que "una pandilla de españoles poéticos" habían viajado el pasado domingo a Colliure para rezar "una pagana oración a pie de la modesta tumba del poeta que murió ligero de equipaje". Algunos de estos peregrinos eran Chus Visor, Ángel González, García Montero, Almudena Grandes o Joaquín Sabina. Tengo que volver a hacer ese viaje.
Por cierto leyendo el libro de Ian Gibson sobre Machado se me pone el vello de punta al pensar que Machado un día escribió esto:
Murió el poeta lejos del hogar.
Le cubre el polvo de un país vecino.
Al alejarse le vieron llorar.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."
Pobre hombre. Es como si hubiera intuído su muerte. Qué historia más triste la de los hermanos Machado... ¡qué historia más triste la de este país!
Le cubre el polvo de un país vecino.
Al alejarse le vieron llorar.
"Caminante no hay camino,
se hace camino al andar..."
Pobre hombre. Es como si hubiera intuído su muerte. Qué historia más triste la de los hermanos Machado... ¡qué historia más triste la de este país!
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