Encontrábase cierto día José Tomás en el domicilio de Joaquín Sabina, haciendo sobremesa y velada, cuando a uno de los contertulios se le ocurrió lanzar la pregunta de cómo y dónde preferiría morir cada uno de ellos. Fue pasando la vez y la voz, llegó el turno del torero, reflexionó éste, abrió una pausa con orla fúnebre y, recreándose en la suerte, de la respuesta dijo:
-En la plaza.
Ante eso, por mi parte, sólo cabe una reacción. La de exclamar lo mismo que exclamó Dalí cuando, al volver a España tras la guerra se enteró de la muerte de su amigo Federico y, consciente de que aquella estocada asesina era el perfecto remate de la extraordinaria faena compuesta por la vida y obra de Lorca, apostrofó:
-¡Olé!
***
Leído en el blog de Fernando Sánchez Drágo-En la plaza.
Ante eso, por mi parte, sólo cabe una reacción. La de exclamar lo mismo que exclamó Dalí cuando, al volver a España tras la guerra se enteró de la muerte de su amigo Federico y, consciente de que aquella estocada asesina era el perfecto remate de la extraordinaria faena compuesta por la vida y obra de Lorca, apostrofó:
-¡Olé!
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1 Comentarios
Cuídate y hasta pronto!.
Adrià