Me gustó ver en el cartel tan frío que habían colgado a las puertas de la SGAE con un "¡ Hasta siempre !" escrito a mano. Y me emocionó ver la larguísima fila de admiradores que rodeaba todo el edificio hasta llegar a la Plaza de Alonso Martínez. Allí me encontré con mi amigo Antonio Mingarro que estaba sentado en una de las sillas habilitada en la sala donde reposaban los restos del maestro Vega. Me impresionó ver las grandes coronas de flores enviadas por Los Secretos o Joaquín Sabina, entre otras muchas. Y finalmente esperamos para escribir nuestro último adios y palabras de agradecimiento en los libros que pusieron en los pasillos. ¡Hasta siempre, Antonio!
2 Comentarios
Te marchaste, pero para tocar el cielo...
http://www.youtube.com/watch?v=7oJwGPhJwLA