
Al mirar la cara de Miguel Ríos comprendí lo que era la felicidad. La felicidad, al menos para un artista, es tener el cariño de tus compañeros, y por supuesto el cariño del público. Pero son muchos los que tienen el aplauso del público y después sufren las críticas y cuchicheos a sus espaldas de sus compañeros. De Miguel Ríos nadie dice nada malo, porque todo el mundo le quiere. Toni Garrido, el presentador de la rueda de prensa, locutor de voz espectacular y admirador de Miguel Ríos, preguntó insistentemente a todos los artistas si tenían algo malo que decir de Miguel para que al día siguiente todas los programas carroñeros lo sacasen en televisión. Cuando insistió por cuarta vez Álvaro Urquijo se acercó al micrófono y un poco enfadado dijo algo así como que "¡cómo iban a decir algo malo de Miguel, si le acaban de grabar un disco-tributo!", y añadió que "no le importaba que la prensa no lo sacase en portada, pero que Miguel Ríos era un tipo cojonudo en todos los aspectos" (lo entrecomillo aunque no sean frases literales)








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