Javier Álvarez siempre ha sido absolutamente transparente. Nunca ha tenido problemas en hablar de sus ingresos en varios psiquiátricos, de sus problemas con las drogas, de sus depresiones o de sus obsesiones musicales poperas tan alejadas de la imagen de cantautor clásico con la que se dio a conocer. A pesar de cantar a capella, versionar a Abba, o subirse a las tablas como actor, Javier sigue siendo -le guste o no- "uno de los nuestros". Un cantautor talentosísimo con imaginación desbordante y capaz de dedicarle una canción a Nina de Operación Triunfo o de unirse a Pablo Guerrero para hacer un discazo inclasificable. Dos años después de su último disco, Álvarez anuncia en sus redes que está a punto de empezar a grabar. ¡Y está entusiasmado!:
estoy en pleno ataque de inspiracióna un nivel más o menos tan potente
como antes de comenzar a grabar
mi primer disco
o tres (el tercero),
momentos que recuerdo particularmente especiales y espaciales.
Una gran noticia de la que pronto empezaremos conocer más detalles y sorpresas.
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