Jueves. Seis de la tarde. Madrid. La calle Libertad se acerca tímidamente a una Plaza de Chueca llena de gente tomándose algo en múltiples terrazas. Parejas de la mano. Abuelitos paseando. Jóvenes alternativos riendo a la puerta de varios garitos. Y en el número 8 de la calle Libertad decenas de personas han hecho un hueco en sus agendas para asistir a la presentación del primer libro de Javier Rodríguez del Barrio. ¡Un libro de poesía! La primera vez que oí hablar de él me dijeron su apodo antes de su nombre.
- Víctor, este "Poeta sindicalista" que ves aquí, en estos agradecimientos de Ismael Serrano, es Javier Rodríguez del Barrio. - me dijeron señalando los créditos de un disco del cantautor vallecano.
Cuando unas semanas después le conocí en un concierto de Alejandro Martínez me sorprendió que al subirse al escenario no recitara un poema, sino que se lanzara con un monólogo muy divertido. ¿Pero no era poeta?
Dice un famoso tango que veinte años no son nada, pero, qué queréis que os diga, ¡son dos décadas! En en el año 2002 tuve la suerte de conocer a Rafa Mora, Moncho Otero, Alejandro Martínez y Javier Rodríguez del Barrio. Ellos fueron la puerta a un mundo cultural que me era ajeno y gracias a ellos conocí a muchísimos cantautores y cantautoras después. Me descubrieron a Gloria Fuertes, Pepe Hierro, Luis García Montero, Jesús Hilario Tundidor, Manuel López Azorín y tantos y tantos poetas que hicieron mi vida mucho más feliz.
Por eso, ayer, cuando vi absolutamente lleno el café Libertad 8 me emocioné. Me recibieron con una enorme sonrisa el poeta J. Álvaro Gómez y el cantautor Rafa Mora. Me senté junto a Julio Santiago y Juanlu Mora. Me di un gran abrazo con Alejandro Martínez y su hermano Jordi. Conocí en persona a Sergio Ituero, creador de Damenáme junto a su hermano y, según Juanlu Mora, un excelente poeta (al que espero leer muy pronto). En fin... todos estábamos expectantes por escuchar a Javier Rodríguez del Barrio, que comenzó presentando a Manuel López Azorín. Manolo analizó con un enorme cariño el poemario de Javi y a la vez nos dio una verdadera máster class sobre poesía. "Ya está todo escrito" nos contó que decía Claudio Rodríguez. Pero la clave es en volver a escribirlo de otra manera. Desde otro punto de vista. Por eso Javi nos emocionó cuando nos leyó el poema dedicado a las mujeres de su familia. O el que le dedicó a su hija. O todos los demás que estaban impregnados de amor (y desamor).
Desconocía totalmente lo que era un "poema máscara", y me emocioné profundamente al escuchar a Javier recitar de memoria el último poema de la tarde mientras miraba a los ojos a su público. Unos versos en los que se pone en la piel de la madre de Antonio Machado. Tremendo. Mientras que el aplauso final parecía no tener fin, Javier no se atrevía a mirar a los ojos de su público. Colocaba papeles, le susurraba algo a Manolo, miraba de reojo un ramo de flores que una persona que no pudo acudir le mandó hasta allí... pero los aplausos seguían sonando.
"Manía de duda" está publicado en la colección Monosabio y editado por el Área de Cultura del Ayuntamiento de Málaga. Este fin de semana lo voy a degustar poco a poco, como se merece. Dejadme que comparta algunas fotografías muy especiales para mí de estos veinte años de amistad con Javier. Recuerdos imborrables que me llenan de felicidad.
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