Queridísimo Pancho:
En estos días tristes para los que tanto os queremos, le he dado muchas vueltas a escribir estas palabras. Y aquí estoy, con los ojos muy abiertos ante la furia tuitera destrozando a Joaquín por la decisión que ha tomado contigo y sus últimas declaraciones sobre política internacional dándole un tirón de orejas a la izquierda. No me gusta nada, la verdad.
Pancho, tú sabes muy bien el enorme cariño que te tengo desde hace... ¡veinte años! Hace dos décadas viniste a los estudios de Onda Imefe a charlar conmigo de muchas cosas cuando aún no tenías un perfil público tan intenso como el de los últimos años. No puedo olvidar el día en que me invitaste a los Estudios Sintonía a compartir la grabación del Himno del Atlético de Madrid con tantos artistas colchoneros y un Joaquín amabilísimo. Allá por 2006 organizamos juntos la primera Noche Sabinera (junto a mis queridos Rubén y Vanessa) y hemos compartido muchas entrevistas, cafés, llamadas y wasaps que siempre me han sacado una sonrisa.
Este divorcio sabinero, querido Pancho, fue antes una separación. Me acuerdo perfectamente de un dieciséis de septiembre de 2016 cuando, mirándome fijamente a los ojos, me dijiste que te habías enterado a través de la prensa de que Joaquín iba a grabar con Leiva. Han pasado 6 años de aquella conversación en la que tu mirada triste me dijo mucho más de lo que me dijeron tus palabras. Por allí estaba también Antonio y Mara, que compartían desolación contigo porque "el jefe" no había contado con ellos para su nuevo disco.
¿Qué pasó poco después para que ese trío maravilloso se rompiera? Intuyo que hay dos factores importantes que no se pueden explicar por separado. Tu fama va "in-crescendo" y vuestro manager de siempre, os falla. No solo era el manager de la "Noche Sabinera", era vuestro amigo. Horas y horas de carreteras, de ensayos, de cenas... Él cayó en una espiral de adicciones que le llevaron a acabar ingresado. Sé que os hizo mucho daño. Él lo sabe también. Afortunadamente hoy está recuperado y trabajando arduamente para concienciar de los peligros de las drogas. La persona que os llevó a todos los rincones de España acabó fuera del equipo y las riendas del management acabaron en una bicefalia que hizo que tú emprendieras nuevos conciertos en solitario o con otras formaciones y las primigenias Noches Sabineras vieran un poco relegado su protagonismo. Llegaron los tirones de orejas, las discusiones, las envidias y la amistad tan intensa que tenías con Antonio se rompió. Todo aquello llegó a oídos de Joaquín, sin duda alguna. Y evidentemente ya no manteníais la relación de amistad que mantuvisteis tantos años.
Querido Pancho, pienso que siempre has sido más que leal a Joaquín. En cada entrevista en periódicos, radios o internet hablabas con admiración absoluta sobre él y, aunque reivindicabas que muchas de las canciones las habías compuesto a su lado y al de Antonio, siempre decías que tu sitio en el escenario era estar dos pasos atrás de Joaquín. Sin embargo, me consta, que aquel protagonismo que fuiste cogiendo no cayó muy bien en el círculo más íntimo de Joaquín. En fin, "y la vida pasó, como pasan las cosas que no tienen mucho sentido" hasta llegar a estos últimos días. Albergo la esperanza de que este divorcio deje paso algún día a un acercamiento. Ya pasó después de "Enemigos íntimos" y de "19 días y 500 noches"... ¡Ojalá!
Pancho, gracias por tu talento, por tus canciones y por la amistad y el cariño de tantos años. Seguiremos a tu lado, no lo dudes. Y por supuesto también acompañaremos a Joaquín hasta el infinito y más allá. Déjame que me despida compartiendo un momento muy especial. Unos días antes de una de nuestras entrevistas llamé a Joaquín por teléfono y le grabé unas palabras hermosísimas y divertidísimas hacia a ti. Yo me quedo con esas palabras. Te la dejo aquí para que no las olvides, Pancho. Es imposible que ese cariño y amor desaparezca totalmente. Ya sabes que de cualquier hoguera siempre queda algún rescoldo. Un abrazo, Pancho.
Oye Panchito, cabrón, no te basta con ser el padre de mi única ahijada, la princesita Irene, sino que además escribes mis mejores canciones, aunque las firmo y las cobro yo naturalmente, porque no estoy aquí para darle dinero a nadie... Tú sabes que no me subiría al escenario sin ti, queridísimo Panchito, sabes que tú, Antonio, Olguita sois mi familia. Sabes que ninguna mujer me ha aguantado tantos años como tú y sabes que es un placer que envejezamos juntos, querido cabrón.
Joaquín Sabina.
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