Javier Bergia se ha despedido por tanto en el Libertad 8 con un concierto claramente de menos a más, en el que ha vuelto a recurrir a esa fórmula extraña que le presenta como dos hombres en uno. El primero de ellos es el letrista maravilloso con dedos que surfean sobre la guitarra ágiles y que incluso se permiten caricias suaves e intensas hechas con cariño. El segundo, el siguiente, el que parece quedar más presente, es un tipo chorra del Club de la Comedia que va juntando historias absurdas, inconexas y tremendamente divertidas entre una y otra canción, que en ocasiones le hacen ocupar hasta varios minutos.
***
Periodismo, literatura y subjetividad se mezclan en la crónica de Antonio Mingarro. Tienes que leerla.
0 Comentarios