A las 22.15, con un cuarto de hora de retraso, Sabina y Serrat salieron al escenario después de un intento de alterar al público cuando el periodista Iñaki Gabilondo alertó desde dos pantallas gigantes de que quizá se suspendería la actuación por el delicado estado de salud de los cantantes.
Sin embargo, salieron exultantes y tras fundir en una canción Hoy puede ser un gran día y Ocupen su localidad, Serrat dedicó el concierto a los dos mecánicos fallecidos este viernes en el desmontaje del escenario de los Rolling Stones y envió todo su cariño y compañía a su familias.
Después de que Sabina abandonara el escenario, y de que Serrat interpretara un par de canciones en solitario, juntos en el escenario recuperaron el pulso del público, al que arrancaron los primeros coros con Y sin embargo, de Sabina, y Tú nombre me sabe a yerba y No hago otra cosa que pensar en ti, del Noi del poble sec.
Ya solo en el escenario, Sabina, con su inseparable bombín, dedicó una canción a su primo el nano, que acompañaba en varias pantallas fotos de un infante Serrat, quien bromeó con el estado de su compañero de viaje, porque está algo jodido y quizá hoy fuera la última oportunidad de verlo en concierto y pidió a quien tuviera la suerte de echar un casquete y que éste fructificara que le pusieran Joaquina, que le hace mucha ilusión. Sabina replicó a Serrat cantando una de sus canciones más conocidas, Señora, además de sus temas Princesa y Peces de ciudad.
La interpretación de El muerto vivo, de Peret, la única canción que incluyeron ajena a su repertorio, fue toda una declaración de intenciones para demostrar, con total compenetración, que no están muertos. Juntos, acompañados por tres guitarras y por Paqui Sánchez y Marcela Ferrari, en los coros, cantaron en el centro del escenario Aquellas pequeñas cosas y Ruido.
Tras levantar al público con sus canciones más conocidas, como Noche de boda y 19 días y 500 noches, de Sabina, y Mediterráneo y Penélope, de Serrat, trataron de concluir su actuación después de dos horas y media, pero no pudieron siquiera abandonar el escenario, donde interpretaron juntos Lucía, La del pirata cojo -ataviados con una casaca de flores amarillas- y Que se llama soledad.
Para un segundo bis, por la insistencia del público, dejaron Para la libertad y, tras confesar que habían agotado el repertorio, tuvieron que repetir Contigo para despedirse del público zaragozano, al que volverán a ver mañana en su segundo concierto de la gira.
Sabina y Serrat escogieron la capital aragonesa para abrir su gira internacional Dos pájaros de un tiro ante unas 9.500 personas, que abarrotaron el Pabellón Príncipe Felipe.
SI QUIERES ESCUCHAR ÍNTEGRAMENTE LA RUEDA DE PRENSA DE SABINA Y SERRAT EN MADRID, HACE UN MES, PINCHA AQUÍ
Sin embargo, salieron exultantes y tras fundir en una canción Hoy puede ser un gran día y Ocupen su localidad, Serrat dedicó el concierto a los dos mecánicos fallecidos este viernes en el desmontaje del escenario de los Rolling Stones y envió todo su cariño y compañía a su familias.
Después de que Sabina abandonara el escenario, y de que Serrat interpretara un par de canciones en solitario, juntos en el escenario recuperaron el pulso del público, al que arrancaron los primeros coros con Y sin embargo, de Sabina, y Tú nombre me sabe a yerba y No hago otra cosa que pensar en ti, del Noi del poble sec.
Ya solo en el escenario, Sabina, con su inseparable bombín, dedicó una canción a su primo el nano, que acompañaba en varias pantallas fotos de un infante Serrat, quien bromeó con el estado de su compañero de viaje, porque está algo jodido y quizá hoy fuera la última oportunidad de verlo en concierto y pidió a quien tuviera la suerte de echar un casquete y que éste fructificara que le pusieran Joaquina, que le hace mucha ilusión. Sabina replicó a Serrat cantando una de sus canciones más conocidas, Señora, además de sus temas Princesa y Peces de ciudad.
La interpretación de El muerto vivo, de Peret, la única canción que incluyeron ajena a su repertorio, fue toda una declaración de intenciones para demostrar, con total compenetración, que no están muertos. Juntos, acompañados por tres guitarras y por Paqui Sánchez y Marcela Ferrari, en los coros, cantaron en el centro del escenario Aquellas pequeñas cosas y Ruido.
Tras levantar al público con sus canciones más conocidas, como Noche de boda y 19 días y 500 noches, de Sabina, y Mediterráneo y Penélope, de Serrat, trataron de concluir su actuación después de dos horas y media, pero no pudieron siquiera abandonar el escenario, donde interpretaron juntos Lucía, La del pirata cojo -ataviados con una casaca de flores amarillas- y Que se llama soledad.
Para un segundo bis, por la insistencia del público, dejaron Para la libertad y, tras confesar que habían agotado el repertorio, tuvieron que repetir Contigo para despedirse del público zaragozano, al que volverán a ver mañana en su segundo concierto de la gira.
Sabina y Serrat escogieron la capital aragonesa para abrir su gira internacional Dos pájaros de un tiro ante unas 9.500 personas, que abarrotaron el Pabellón Príncipe Felipe.
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Besos.