(...) Tipos como Miguel son un bálsamo por la humildad y la lucha callada y entregada por sus sueños. A día de hoy, es realmente difícil encontrar a alguien que pelee a la contra con tanta humildad como él. Los cantautores, salvo honrosas excepciones, en las que Ismael Serrano es un ejemplo a seguir, se envuelven de cierta aura permisiva que les da pie a todo y les da la facultad de elegir chica de entre un brillante harén al soltar sus guitarras.
Pero Miguel Dantart, que sin duda también triunfará en esa faceta cuando sus instintos lo requieran, es por esencia justo lo contrario. Como así bien demuestra que a los 5 minutos de terminar, no te proponga encerrado en su camerino una larga espera para abrazarle. Y que en menos de lo que esperas, se halle en la barra del Galileo pidiendo un zumo de naranja cabreado con Martini o Vodka, como si él fuera un asistente más a sus propios recitales.
(...)
Miguel Dantart es el Ismael Serrano de hace 10 años. Son muchos los que duermen cada noche deseando hacer real ese título honorífico. Pero hay algo en él que se lo atribuye por claros merecimientos propios. Ojalá esa sensación se haga cada vez más real y los circuitos de bares musicales se atrevan en los próximos meses a aceptar el instinto de hacer una apuesta por su esfuerzo, por su música sincera y llena de mensajes. Modestamente, yo sí puedo recomendaros que desde hoy mismo apuntéis bien su nombre y que, siempre que podáis, os dejéis caer allí donde su guitarra suene. No sólo no os arrepentiréis por ello. Además, sabréis al acabar que habéis ganado un nuevo referente. Eso que en estos días de muros, bombas y terremotos, tanto necesitamos…
Pero Miguel Dantart, que sin duda también triunfará en esa faceta cuando sus instintos lo requieran, es por esencia justo lo contrario. Como así bien demuestra que a los 5 minutos de terminar, no te proponga encerrado en su camerino una larga espera para abrazarle. Y que en menos de lo que esperas, se halle en la barra del Galileo pidiendo un zumo de naranja cabreado con Martini o Vodka, como si él fuera un asistente más a sus propios recitales.
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Miguel Dantart es el Ismael Serrano de hace 10 años. Son muchos los que duermen cada noche deseando hacer real ese título honorífico. Pero hay algo en él que se lo atribuye por claros merecimientos propios. Ojalá esa sensación se haga cada vez más real y los circuitos de bares musicales se atrevan en los próximos meses a aceptar el instinto de hacer una apuesta por su esfuerzo, por su música sincera y llena de mensajes. Modestamente, yo sí puedo recomendaros que desde hoy mismo apuntéis bien su nombre y que, siempre que podáis, os dejéis caer allí donde su guitarra suene. No sólo no os arrepentiréis por ello. Además, sabréis al acabar que habéis ganado un nuevo referente. Eso que en estos días de muros, bombas y terremotos, tanto necesitamos…
2 Comentarios
Yo tampoco puedo ser objetiva con Dantart. Y no me importa lo más mínimo... si es que me encanta!!!
Besos a todos (y uno para ti, Víctor)
K
ya sabemos de la poca objetividad de antonio con ismael (como la mía, vamos) pero me parece muy acertado todo lo que dice de miguel...
y, yo, que sigo sin haberle visto en un concierto sólo (me conformo con ese 4º plano), ni haberlo podido saludar y darle las gracias por hacer de duendecillo en estos tiempos... ojalá le vaya todo lo bien que se merece...
abrazos