"Corría el año 80 y entrábamos en una compañía de discos con la cabeza gacha, cuando alguien nos dijo: 'arriba muchachos, la música es para toda la vida'. Esa persona era Miguel Ríos", explicaba Álvaro al presentar al cabecilla de un verdadero "desfile de amigos".
"Y no amanece" fue el prólogo de la aparición de José María Granados, al que Los Secretos deben letras como la de "Nada más", que sonó en Las Ventas antes de "Otra tarde", junto a la joven cantante Conchita. "También hemos querido compartir escenario con gente que está empezando pero que pisa muy fuerte", explicaba el músico ante la cara de sorpresa de muchos de los presentes deseosos de más pop-rock añejo.
No convenció la pose tímida de Conchita, todo lo contrario a lo logrado por Fito Cabrales y Carlos Raya, que unieron su voz y su guitarra al tema "Quiero perder el control" provocando una auténtica revolución.
El 'toque cañero'
Fue el toque más "cañero" de un concierto con los ingredientes de melancolía y tristeza parejos inevitablemente a la historia de Los Secretos pero que contó con revitalizantes de la talla de Manolo García -que interpretó "Volver a ser un niño"- o Joaquín Sabina -al micrófono en "Por el boulevar de los sueños rotos".
Faltó Miguel Bosé, -"en reposo a causa de un incidente", le disculparon-, pero allí estaban también David Summers, quien aportó el toque desenfadado de Hombres G al tema "Ojos de pérdida", y Amaral, cuya vocalista agradecía la oportunidad de formar parte de "un momento histórico de la música española". Antes del bis también se pudo escuchar el tema nuevo "No, no, no", mientras que el momento de encender los mecheros llegó con "Agárrate a mí, María".
vía elmundo.es
Y Lino Portela en El País.com ha publicado un precioso artículo del que destaco algunos párrafos aunque puedes leerlo entero aquí.
(...)18.000 personas que en seis meses habían agotado todas las entradas (nota de interés: Los Secretos es uno de los pocos grupos que, por mucho que otros digan, han llenado realmente el coso taurino este año). Segundos antes del minuto cero Gran Wyoming apareció para presentar el acontecimiento. "Unos artistas con dos cojones, que llevan 30 años partiendo el bacalao".
Los Secretos empezaron fuerte. Unas imágenes de Enrique Urquijo, de cuya trágica desaparición se cumplen nueve años el mes que viene, decoraron el primer tema, Te he echado de menos. El de ayer no fue sólo su mejor concierto, sino también una celebración, una fiesta en toda regla. "Sobre todo hecha para el público", recalcaba días antes Álvaro Urquijo.
José María Granados (Mamá), la joven Conchita, David Summers, Manolo García y Fito, que, con su camiseta de Los Ramones, aceleró el Quiero beber hasta perder el control. Un comedido Sabina con chupa de cuero y pantalones de pitillo (cantó Por el bulevar de los sueños rotos) y Amaral, de minifalda negra y medias rojas, coronaron los momentos más álgidos de la noche.
Con los acordes de Layla, de Clapton, y un emotivo Déjame, cantado a capella, se cerró el concierto -que se publicará esta Navidad en DVD- y esta gira de 30º aniversario con la que la banda ha recorrido España. "Todavía recuerdo cuando al final de un concierto en un pueblo se nos acercó una señora mayor en bata y pantuflas", cuenta Álvaro, "nos dijo que siempre que había concierto en la plaza se encerraba en su casa. Y que esa vez no sólo había aguantado todo el concierto, sino que además le había encantado". Ésa es grandeza de Los Secretos. Haber sobrevivido al tiempo, a las modas y al destino. "Éste el primer concierto, del año uno de los próximos 30 años", dijo Álvaro agarrado a su guitarra. Suena a verdad de la buena.
4 Comentarios
A por otros 30!
Con respecto a Los Secretos, decir que su calidad y su trayectoria no es ningún secreto para nadie.
De los artistas invitados, lo mejor fue la versión acelerada de Quiero beber... de Fito.
¡A por otros 30!
salu2